No es malo que de vez en cuando nos dejemos influenciar
por aquello que nos rodea, es ,sencillamente, un efecto secundario
a la contaminación que estamos expuestos cada día, un daño colateral.
De hecho, gracias a eso se siente tan bien volver a nuestras entrañas, esas
raíces tan primitivas pero honestas que nos identifican como individuos. Y
descubir que nuestro Yo siempre ha tenido la razón es una exquisitez tan ambigua
que hasta en lo amargo es el trago más dulce.
Dejemos atrás la sobreproducción y enfoquémonos de nuevo en aquello que nos
ha motivado desde un principio a dejar de lado lo convencional por alcanzar nuestro ideal
y hagamos lo que merece un epígrafe de "arte" grabado en nuestros corazones.
.
wey no mames me encanto tienes toda la razon carnal que bonito
ResponderEliminar