jueves, 9 de diciembre de 2010

a mis hermanos artistas...

No es malo que de vez en cuando nos dejemos influenciar

por aquello que nos rodea, es ,sencillamente, un efecto secundario

a la contaminación que estamos expuestos cada día, un daño colateral.

De hecho, gracias a eso se siente tan bien volver a nuestras entrañas, esas

raíces tan primitivas pero honestas que nos identifican como individuos. Y

descubir que nuestro Yo siempre ha tenido la razón es una exquisitez tan ambigua

que hasta en lo amargo es el trago más dulce.



Dejemos atrás la sobreproducción y enfoquémonos de nuevo en aquello que nos

ha motivado desde un principio a dejar de lado lo convencional por alcanzar nuestro ideal

y hagamos lo que merece un epígrafe de "arte" grabado en nuestros corazones.

.

1 comentario: